Amanda y yo nos conocemos desde hace tres años, primero conocí a Alvaro su entrañable compañero y luego, cuando se podía compartíamos mates, charlas profundas y juegos de su hija y mi nieta. Es un ser absolutamente amoroso y versátil, al principio parece seria, casi hosca pero es súper cálida y con mucho sentido del humor. Y sabe escuchar bien los vericuetos del alma humana. Doy fe.
Me llamo Amanda Dauernheimer Vives, tengo 39 años, nací el 11 de abril de 1982 en Brasil, más concretamente en una ciudad pequeña que se llama Estancia Velha del Estado de Rio Grande do Sul. Viví en ese lugar hasta el 2009 . Luego me fui a vivir a la ciudad de Goiania en el Estado de Goias. En el centro mismo de Brasil y de ahí me vine para acá, para Uruguay.
En Goiania viví cuatro años con mi ex marido, ahí trabajé en una Clínica veterinaria y mi ex era gerente de un Shopping, me separé y regresé a mi ciudad natal. Cuando volví a Estancia Velha solo estuve una semana y me vine para Uruguay, era el cumpleaños número 70 de mi tío. El vivía en San José y hacía como 8 años que no venía para acá. Vine con mis padres, mi padre es uruguayo nacido en Montevideo y mi madre es oriunda de Estancia Velha. Cuando estaba en la ciudad de San José realmente no tenía claro si me iba o me quedaba, sin embargo decidí vivir acá. Nos quedamos una semana en San José , luego volví a la casa de mi madre en Brasil, arreglé mis cosas y me volví definitivamente a Montevideo.
-¿Cómo está compuesta tu familia?
Tengo una hermana 3 años mayor que vive actualmente en México, además de mis padres, que siguen en Brasil. Me vine a vivir a Montevideo con una prima y una amiga de ella y “ahí me quedé”, año 2014.
-¿Cuándo conociste a tu pareja Álvaro?
Lo conocí en el 2014 en “Blues Bar” de la calle Canelones y desde ahí nunca más nos separamos.
-¿Qué recuerdos tenés de Estancia Velha, cómo sucedían tus días de adolescencia?
Durante mi infancia mi abuelo me llevaba a la escuela, me acuerdo de jugar siempre en la calle, recuerdo las navidades pues teníamos un árbol gigante en la casa que llegaba hasta el techo. Vivía en una de esas ciudades chiquitas en donde “todo el mundo se conoce”.
-¿Qué caracteriza a Estancia Velha?
Es la capital Nacional de la Curtiembre, era…en esa época, ya cerraron actualmente un montón de fábricas… supuestamente mi padre terminó la escuela de curtiembre…que nunca la hizo, (ríe) porque lo echaron antes, el primer día lo echaron!. El tenía una fábrica de carteras que ahora no tiene más, ahí se quedó en la ciudad donde conoció a mi madre y se casó con ella.
-Entonces él fue a estudiar el oficio ese… pero vos mencionaste que lo echaron…
Mi padre llegó a una ciudad muy chica, con los pelos largos, los pantalones apretados y abiertos abajo, todo moderno y para ellos “no era normal”, no estaba bien aceptado. Era un chico hippie que venía de Montevideo. El director de la Escuela en ese momento, le dijo el primer día de clase que él no podía asistir con esa ropa. Mi padre se estaba yendo para ir a mi casa a cambiarse y un amigo de él desde la ventana le gritó: -¿qué pasó?!
Mi padre contestó, diciendo barbaridades y resulta que el director entendía perfecto el español… la consecuencia , no se le permitió el ingreso.
-Asi que no pudo hacer el curso de profesionalización en curtiembre que era el objetivo primario de su viaje, sin embargo con unos amigos abrieron una fábrica de carteras…
Le comento por el apellido de su padre pensando que tiene ascendencia alemana y me contesta que en Brasil se estila poner el apellido de la madre primero y que ella es de descendencia alemana, en cambio su padre, es bien uruguayo asegura.
En mi ciudad natal hay muchos alemanes, es más, para trabajar en comercio tenés que hablar alemán, hay mucha gente grande que solo habla alemán.
-¿Te adaptaste acá, no extrañas nada de allá?
No! (lo dice de manera enfática). Allá son muy materialistas, muy consumistas, te miran por lo que tenés, no por lo que sos y creo que también por eso no los extraño. Por ejemplo en esa época no podías salir de championes, sólo de tacos. Tenías que estar “pipí cucú”, nunca me gustó ser así. Mis abuelos ya fallecieron pero mis padres siguen viviendo allá, pero toda la familia de mi padre vive acá.
-¿Estudiaste algo allá?
Estudié dos años de Facultad, Enfermería, pero después dejé y ahí empecé a trabajar y especializarme en la parte de gestión y administración.
-Acá vos trabajas en una multinacional y te dedicás específicamente a la parte de Contabilidad, ¿no?
Si, ese es mi fuerte hoy pero también cuando trabajé allá en la Clínica Veterinaria administraba y organizaba las cosas específicas de la clínica.
Ahí paro y comenzamos a recordar cómo nos conocimos y ella se ríe. Fue a través de su hija Jimena y mi nieta Joaquina, fueron juntas desde los dos años a un Caif y luego compartieron educación inicial en una escuela pública de Ciudad Vieja.
-Una de las cuestiones que me impresionó de vos fue respecto a las charlas que teníamos por la puntualidad en los trabajos.
Yo soy bastante tajante en algunas cuestiones, quizá se deba a mi ascendencia alemana ja ja ja, si son las 16 horas son las 16, no 16 y 15 por ejemplo. No entiendo tampoco los premios por presentismo, la gente tiene que estar trabajando, te están pagando un sueldo, ¿por qué te van a pagar un premio por llegar en hora? Tu premio como persona tendría que ser llegar en hora por una cuestión de responsabilidad y hacer bien tu trabajo,o lo mejor posible dentro del ambiente laboral que estás.
-¿Valoras trabajar en equipo?
Es imprescindible, hoy en día es muy difícil complementarse, la gente está preocupada y eso hace que no te puedas “comprometer” con el trabajo como deberías o quisieras, las personas si no trabajan hoy en ese lugar van a trabajar en otro porque cambió el sistema y el interés. A veces resulta difícil encontrar gente que necesite su trabajo a mí me interesa que las cosas laborales funcionen bien, si no voy a hacer bien mi trabajo… no lo hago. Por ejemplo, si me dan una planilla de verificación y sé que no la puedo terminar aviso: estoy trabajando, no me paguen horas extras. Pero si yo no puedo, si no la termino… no duermo.
-Después volvemos a esta cuestión de trabajo, contame algo más de Brasil del tiempo que estuviste allá.
Mi adolescencia fue muy buena, en la ciudad donde vivía no había cines, hasta hoy no hay, en ciudades vecinas sí. Yo estudiaba en una ciudad que iba en ómnibus y vivía en otra, entonces nunca pude tener “barras”, eso sí (vuelve a reír a carcajadas) tenía muchos novios. Allá no es como acá, acá tenés barras de muchas personas, allá te juntabas, por lo menos en esa época de a dos o de a tres personas.
-Entonces fuiste una chica más bien solitaria pero te casaste joven…
Sí, me casé a los diecinueve con un brasilero y me separé nueve años después. Luego me vine para acá definitivamente…
-¿Qué te gusta de Montevideo, del barrio Ciudad Vieja?
De Montevideo me gusta todo, me parece una ciudad excelente para vivir, no necesitas tener vehículo porque podes ir a cualquier lugar en ómnibus. La salud además comparada con Brasil es muy buena, la educación de la gente también, acá te tienen respeto. Pero lo que más me fascina de todo Uruguay es el cielo, es límpido y la puesta del sol es impresionante. Cuando vine para acá vivía en el Centro, en Canelones entre Andes y Convención con mi prima. Luego me fui a vivir con Álvaro y su padre a Carrasco, y desde el 2015 nos vinimos para Ciudad Vieja. Jimena (su hija de 4 años ) nació en 2016. A mí me gusta la Ciudad Vieja por su tranquilidad, todavía es tranquila a pesar de todo lo que está sucediendo, podes sentarte en una plaza y tomar un mate. Cuando vino una amiga del extranjero ella quedó impresionada y me decía: – la gente no se junta acá de cualquier manera, una una plaza en Brasil como la Matriz tenés un auto al lado del otro y con música a todo volumen, tomando cerveza todo el día. Cuando paseamos con mi amiga, había un tipo tocando un violín y la gente sentada tomando mate y con escuchas respetuosas, esas son cosas o situaciones que a mí me encantan.
Ahora esto se ha modificado mucho por la pandemia, hay cantidad de gente viviendo en la calle, hay mucha droga, creo eso es común en casi todas tus notas. La gente no puede salir de sus casas, bueno… los que tienen casa. Creció el número de indigentes y se nota que antes no vivían en la calle, esta es una situación actual, nosotros sabemos desde siempre, los que vivimos acá, quienes son los que viven en situación de calle y nos saludamos y tratamos de ayudar. Pero no, hay otra gente ahora, gente que es “nueva” en la calle, ahora mismo pasamos por Pérez Castellano y 25 de Mayo, frente a la Veterinaria e hicieron una casa, una casa literalmente hecga de plástico.
-¿Qué lugar ocupa para vos la maternidad, Jimena?
Es todo. A veces en estos tiempos perdemos la paciencia pero trabajar todo el día en casa y trabajar con ella es una prueba de fuego, estoy con teletrabajo desde el 13 de marzo de 2020.
-¿Qué pensas del teletrabajo como sistema?
Depende del tipo de trabajo, del ambiente que tenés. En mi casa porque somos tres, Alvaro mi compañero trabaja de noche, o sea la puede cuidar de día porque si no, no sé cómo haríamos. Si haces un trabajo que tenés que estar en video llamada todo el tiempo no podes hacerlo bien con una niña. No es ella , en este caso la que está “molestando” soy yo por mi trabajo, la estoy molestando en su casa, nuestra casa que se transformó en una oficina de trabajo y no la puedo rezongar por eso, la tengo que hacer entender, con infinita paciencia y explicarle que por ahora estoy trabajando en casa.
Ella me ve en casa y piensa: “mamá sólo trabaja”. Y no es así, mamá trabaja las mismas horas pero cómo estoy en casa y ella me ve (se agarra la cabeza) surgen los conflictos. Ella me pide que juegue, que no solo trabaje, ella está convencida que yo trabajo todo el día. Y esta situación se prolonga, nosotros en la oficina volvemos a que sea presencial, supuestamente el 3 de enero de 2022 pero va a ser optativo. Eso siempre y cuando se mejore esta situación podría ser que la situación presencial se estire hasta junio o julio, va a haber una vuelta gradual. Va a volver una tanda, si nadie se enferma volverá otra y así sucesivamente, como la vacuna no es obligatoria, quizá mucha gente no se vacune.
-¿Vos consideras que la vacuna tendría que ser obligatoria?
Si, debería ser (luego piensa un poco más y reflexiona al respecto), no sé si obligatoria… pero la gente tendría que tener un poco más de conciencia, si no lo hacés por vos, hacelo por el otro.
De todas manera y volviendo al tema de la tranquilidad del barrio ahora, yo que vivo más cerca de la rambla, se escuchan más griteríos, la gente cambió. Antes era un barrio chico que todo el mundo se conocía, ahora no conoces a la gente.
-Y Álvaro, ¿cuál es el lugar que ocupa en tu vida?. Siempre los he visto muy juntos, muy compañeros.
Álvaro es básicamente bueno, muy buena persona. De los hombres que conozco es el mejor padre (le mete emoción a sus palabras), mejor que el mío (y remarca con orgullo), es el mejor padre! es un padre presente, que juega , que está para ella. Creo es mejor padre que lo que yo soy como madre. Contextualizando la situación siempre fue un mejor padre, él la lleva a la pediatra. Yo hay veces no puedo, porque estoy trabajando. El es súper compañero de ella y tienen una complicidad “imposible de meterse ahí”, yo a veces quedo mirándolos. Álvaro es un tipo maravilloso y tiene una gran armonía.
-¿Qué esperas cuando esta situación de emergencia sanitaria finalice?
Esto no termina fácilmente, nos tendremos que acostumbrar al tapabocas, a cuidarnos, a no juntarnos como antes. Vamos a tener que aprender a convivir con esto como convivimos con la gripe, obviamente con su debida proporción y mortalidad pero me parece que vamos de cepa en cepa. Igual con cuidados y protocolos sanitarios nos vamos en Octubre a México a ver a mi hermana y familia… sino, no voy a ver a nadie más! A mis padres no los veo hace tiempo ya, la frontera está cerrada, no puedo ir ni ellos pueden venir, pero veré a mi hermana que si se puede ir. Esto nos tiene muy ilusionados, no la veo hace como 6 años y se que nos va a hacer muy feliz…
Cuando nos despedimos nos dimos ese abrazo cálido que tanto bien nos hace, me hace. Y me dice guiñándome un ojo: -“Ahora si voy a hacer famosa …”, en ese tono cadencioso y abrasilerado que la marca, lo cual provocó en ambas, sendas carcajadas. Gracias Amanda. Hacen falta más personas francas y leales como vos.
En la foto, Amanda posa con su gata carey, Sofía María, quien ha sido de mucha compañía durante estos meses en su casa.